Análisis literarios

Mejor análisis de versos  de Delmira Agustini:

El “yo lírico” se refiere a una dualidad entre la pasión y el peligro del amor. Cuando dice “tus ojos son mis medianoches crueles” creo que se refiere a peligrosas noches de pasión, que se esconden en su mirada. “panales negros de malditas mieles” sugiere algo tentador pero que debería estar  prohibido por la sociedad de su época, como la manzana del árbol de la sabiduría que comió Eva.


Sara Sena

Análisis del poema “Explosión” de Delmira Agustini.

Estamos frente a un texto publicado en el “Libro Blanco”, cuando la poetisa contaba con veintiún años de edad. 

A partir del título nos sugiere la acción de estallar con enorme ruido y violencia, tal será la manifestación de sus sentimientos. A pesar de la espontaneidad prometida el poema toma la muy cuidada forma de un soneto con versos endecasílabos y rima consonante ABAB BABA CCD EED. Soneto es una palabra de origen latín y significa “pequeña canción”, es por tanto una composición muy musical. El tema: el amor, se desarrolla en los dos cuartertos y concentra su expresión en los dos tercetos, que rematan la idea con gran fuerza.

La incorporación del amor en la vida del yo lírico se va extendiendo como una luz de dicha que destruye las partes oscuras de su existencia.  La presencia  del amor deja en evidencia un tiempo anterior a su llegada. Todo el poema se desarrolla a partir de la confrontación de esos dos estados.
“¡Si la vida es amor, bendita sea!”  La exaltación del yo lírico está sugerida por los signos de exclamación. Comienza con un “si” que es condicionante, reduce las posibilidades de lo que va a suceder, dejando afuera todo el resto de opciones imaginables por el lector.
La vida se reduce al amor, VIDA Y AMOR SE VUELVEN SINÓNIMOS. Siendo la vida amor, el yo lírico la sitúa en el plano de lo sagrado “Bendita sea”. La coma genera un quiebre en el verso y por lo tanto un cambio de ritmo. Bendecir significa decir el bien, es un término religioso.

El segundo verso también se divide en dos partes, la primera es una exclamación y la segunda una afirmación cuyo sentido estará completo al encabalgarse (unirse) al tercer verso.
“¡Quiero más vida para amar!” estar vivo parece solo tomar sentido ante la posibilidad de sentir el amor y ejercer la posibilidad de amar. parece el entusiasmo de quien ha descubierto la felicidad. Se refiere a un amor pleno donde todo es positivo, todo es alegría.
“Hoy siento” cobra un significado especial.  Es  el eje por el cual todo sucede: la capacidad de sentir en un presente que se eterniza.

Los dos últimos versos de esta primera estrofa contraponen el sentir con la razón. El sentir se plantea como la forma más valiosa de conocimiento. Enfrenta “mil años” de razón , haciendo un nexo directo con nuestra sociedad donde el saber reconocido es el racional, con “un minuto” de sentimiento, esa fracción de tiempo es suficiente para ilustrar el poder del mismo.
El adjetivo “azul” es de vital importancia. Además de aludir a lo celestial, alude al título de un libro de poemas y cuentos de Rubén Darío: impulsor del movimiento llamado Modernismo en las letras. Este poema tiene características modernistas:  la importancia de la sonoridad, el sugerir emociones en vez de nombrarlas, la importancia de los símbolos, la refencia greco-latina, la riqueza de imágenes visuales…

La segunda estrofa comienza en tiempo pasado “moría”. El corazón es el órgano al que se le adjudican los sentimientos. Se encuentra personificado, es quien realiza la acción de morir, como si una parte de su cuerpo fuera independiente y pudiera sufrir por la totalidad de su ser. El adjetivo “lento” incorpora la sensación de dilatarse en  el tiempo. Y explicita sugerencias auditivas.
El segundo verso  se opone por completo. Gracias a los sentimientos del presente “hoy”, el corazón se encuentra en una expansión suave y delicada. Nos encontramos con una comparación “ abre en luz como una flor febea”. La luz aleja las sombras como la alegría las penas. La luz se identifica con el espíritu y la fuerza vital y creadora. “Febea” se refiere a Febo Apolo, dios del sol para la cultura greco-latina, quién llevándolo a rastras con su carro era responsable de los amaneceres y atardeceres. Esa luz cobra ahora la brillentez y el calor propios del sol, cuyos efectos abarcan el planeta y aún más: todo el sistema solar. El amor va ocupando todos los espacios de su alma y su entorno.

Los dos últimos versos de esta estrofa están encadenados, relacionados sintáctica y semánticamente. La fuerza, la potencia de ese amor cobra una nueva imagen: “la vida brota como un mar violento”. Surge la vida con la simpleza de una planta, de una hoja, pero con una energía inconmensurable. El mar simboliza las emociones , las representa con su profundidad y sus misterios. A la vez es indomable e incontrolable, y ese aspecto se explicita en el adjetivo.
La personificación misma del amor se destaca por la violencia, el torrente de sangre que hace latir aceleradamente el corazón. Tiene manos, manos que golpean, se mueven con brusquedad y generan un mar  de sentimientos y emociones que son la nueva vida. 

En el primer terceto  el surgimiento del amor es comparado con una noche que termina y se lleva con ella la melancolía, augurando un nuevo amanecer. Las  “rotas las alas”, imposibilitan el vuelo, la melancolía ya no tiene un espacio dentro de sus emociones; pero sabemos que existió en su vida ese momento. Actualmente la retirada de la noche, de la melancolía es comparada con “una vieja mancha de dolor”, su importancia se empequeñece al se comparada con algo tan vanal y cotidiano como una mancha: una huella ínfima en la ropa de su alma. Los adjetivos “vieja” y “lejana” también reducen su trascendencia, ya no afecta al yo lírico.
“Se deslíe”, esa idea de desmarañarse, de desanudarse nuevamente nos remite a la textura de una tela, o lana. Podemos imaginar como esa mancha suavemente se va desintegrando entre las sombras que la luz violenta de su corazón logra alejar. Al formar parte de esta idea el segundo terceto se conecta con el primero.

En los dos últimos versos del poema cobra la misma fuerza desarrollada anteriormente la presencia actual del amor en su vida y en su cuerpo: “¡Mi vida toda canta, besa, ríe!”.  Es un verso plagado de verbos, nos hablan de la riqueza de las acciones que inspiran ese amor. La simultaneidad con que parecen producirse nos habla de la exaltación, la espontaneidad y la capacidad de transformar todo su entorno. La sucesión de verbos en presente afirma el triunfo de sus sentimientos. Nos da una idea de movilidad, de acción, de fiesta, de explosión incontrolable.
La enumeración de verbos va desde lo más significativo a lo más simple. El cantar es también una alusión a su lírica poética, y es la manifestación más sublime que toma forma en este poema. Besar es una acción íntima y compartida. La sencillez de la risa manifiesta una alegría simple y pura. Esas son las formas en que se manifiesta la explosión
“Mi vida toda” se repite anafóricamente,  insiste en que todos los aspectos son inundados por este frenesí de luz.
“Es una boca en flor”, las tres acciones anteriores involucran la boca. La palabra, como el beso y la risa se logran gracias al contacto con el adentro y el afuera producido por el aire y el cuerpo. El límite entre su cuerpo y su entorno se ve minimizado. Su vida es una boca que canta, besa y ríe ante todo lo que la rodea. Ama la vida con su cuerpo y su alma. Transforma su entorno con su actitud de enamorada del amor.  Porque la vida es amos y el amor es vida.
Esta metáfora “boca en flor” manifiesta la belleza con que su vida se abre al mundo. Manifiesta también sensualidad: nuestros sentidos se involucran en el color, en el aroma, en la suave delicadeza de una flor, estimulando el goce de la vida.


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